martes, 31 de mayo de 2011

Se mojan los cristales

El tacto de un efímero beso de abril sumerge mi memoria en océanos de nocturnidad prolongada y playas de enérgica paz. La luz se ausentaba. Un cántico hermoso, procedente de las cabañas, daba el toque perfecto a esta velada primaveral. Sombras de nostalgia recorrían el salón, tiñendo de oscuro tu alma rebelde. Sube, que te llevo al mar a ver desaparecer la tristeza entre las sutiles olas. Calma crónica. No deberías sospechar de mi abanico de flamenca. No debería arrancarte el amor para esconderlo en el corazón de otra, de otra mañana con sabor a ti. Sube, que te llevo al mar.

No hay comentarios: