jueves, 29 de marzo de 2012

Eso siempre gusta

La luz es adictiva
y más en mañanas como esta:
de tumbarse en el campo
y esperar que lluevan suspiros.
Poesía es correrme a ritmo de Joaquín Sabina,
mirarte a los ojos y que el sol nos toque
un blues en mitad de la primavera.
Rayos atormentados y llenos de vitalidad
que emborronan la melancolía para hacerla libre.
Esto me llena, me gusta.
A ti dejé de quererte hace tiempo.
Lo siento. Fue efímero, pero intenso,
y eso siempre gusta.

jueves, 15 de marzo de 2012

En las puertas de las librerías

Te guardo los besos para cuando
nos perdamos en cafeterías ocultas
en callejones de barrios olvidados.
Para cuando me robes sonrisas
con tu cámara en las puertas
de las librerías y las tardes de
domingo nos pillen en la cama.
Para cuando las estaciones de tren
nos bostecen en vagones nocturnos
rumbo a cualquier rincón
en blanco y negro.
Para cando las cervezas se consuman en
barras de bares dormidos y los
sueños aullen promesas que veremos
cumplidas en el sofá rojo de
nuestra casa en el cuarto piso
del edificio más salvaje de la ciudad.
El amor viene a enredarse
en mi cintura; tiene tus ojos,
tus manos, y sabe a ti:
a pasión y vida.

lunes, 12 de marzo de 2012

El día sabe a libertad compartida

Muere el invierno y sonrío porque todavía sigues a mi lado. Abro los ojos. Estoy en la cama y ya huele a café; sabes que me encanta despertar con ese olor, ir hasta la cocina en pijama y besarte. Hace un sol precioso para salir al campo y dejar que la primavera arañe tu barba con su poesía. Nos duchamos y salimos. El cielo no puede ser más azul; te sientas en mitad de la montaña con el silencio como testigo, y yo hago lo mismo delante de ti dejando caer mi cabeza sobre tu pecho. El día sabe a libertad compartida. Tus besos saben dulces y salvajes. Llevo los pantalones cortos que dejan ver mies piernas bronceadas y que tanto te gustan; empiezas a acariciar mis muslos. Mis caderas llaman a tus besos y ellos, obedientes, vienen con la suavidad encendida. La luz de la mañana ilumina tus caricias y embellece tu tacto hasta hacerlo mágico. Me gusta que después de un mundo de caricias y besos cojas tu guitarra y toques cualquier cosa porque, sí, me encanta besarte al ritmo de las cuerdas.

domingo, 11 de marzo de 2012

Después de cada escalofrío

Le beso y el resto del mundo deja de existir. Solo él, yo y nuestros labios saboreándose.
El viento curioso y celoso envuelve mi pelo de vida invernal y hace que me estremezca de frío. Él me abraza y sus manos cálidas abrigan más que cualquier bufanda. Pronto llegaremos a casa, donde la leña nos espera para arder con todas sus fuerzas y la manta descansa en el sofá suspirando por todo el amor que esta noche tapará con timidez. Hace frío, y me encanta, porque puedo abrazarme a él hasta enloquecer de calor y regalarle mil besos después de cada escalofrío.

jueves, 8 de marzo de 2012

Un buen desayuno

Despierta el invierno entre montañas grises y verdes. Sus ojos entreabiertos sonríen a mi lado en el colchón y una apetecible barba bosteza necesitada de mis besos (de un buen desayuno). La música suave mece el frío que las mantas tienen ya amaestrado. Lo primero que haré esta mañana será fotografiar tu espalda desnuda sobre la cama; después desayunaré y saldré a recordar un día más por qué decidí quedarme aquí. La naturaleza a su lado sabe mucho mejor.

martes, 6 de marzo de 2012

Latidos y gotas de lluvia

Hoy solo me sale darte las gracias por dejar que tu barba roce mi cuello otro invierno más. Caminar por esta naturaleza pura y viva hace que recuerde los besos que se perdieron en los fines de semana de verano. La luz crece sobre las ventanas y estás cerca, tan cerca que puedo contar tus latidos y las gotas de lluvia a la vez. Hoy llueve. Las gotas rebotan contra el alféizar de la ventana. La lluvia es la mejor melodía, la mejor banda sonora, que podría tener nuestro invierno acalorado.

domingo, 4 de marzo de 2012

Un domingo más

Son las nueve de la mañana y sigo durmiendo. Cabeza apoyada en la almohada y la larga melena cayendo sobre mis hombros. Apartas el pelo de mi cuello y tus suaves caricias recorren mi piel como cada mañana. Tras la ventana el invierno está más salvaje que nunca y agradezco la calidez de tus besos que dulcemente me van despertando. Me susurras los buenos días al oído y eso hace que te conviertas en el hombre más guapo del mundo (aunque siempre lo has sido). Te miro con los ojos entrecerrados y no puedo evitar sonreírte. "He vuelto a soñar contigo", me dices; y tus hombros desnudos se llevan el primer beso del día. Hoy pienso besarte hasta que el atardecer nos llame, mirarte y pasear mi cámara por tu barba rebelde y tan adictiva. Hoy vamos a salpicar de cariño un domingo más.

sábado, 3 de marzo de 2012

Ladrido

La montaña ruge que ha amanecido
y el sol me susurra su presencia
a golpe de luz en tu barba.
El cielo es más azul que de costumbre,
el ladrido del perro sigue acunando
nuestro despertar desde la calle
y las sonrisas se dibujan solas.