domingo, 27 de febrero de 2011

A mordiscos

Desaparecen las noches si te leo susurrando cada 3 palabras. Las puertas dejaron de hacer ruido hace mucho tiempo, el mismo que tú llevas fuera. El polvo de las estanterías las viste de nostalgia y soledad sin que nadie pueda hacer nada. El sonido del silencio es la mejor banda sonora para mañanas oscuras con sábanas blancas sobre una cama que nunca fue nuestra. Ya no beso almohadas como dulces labios conquistados, ni guiño el ojo a la pared rojo carmín del salón comedor. Cuando me pregunten en qué momento te perdiste responderé que nunca te llegaste a encontrar del todo y señalaré en dirección contraria mientras mi mente dibuja líneas paralelas a mis pasos. Lo mejor de todo es que fui yo quien le dijo lo bonito que está el azul en los cielos de madrugada.

viernes, 25 de febrero de 2011

Entresemanas

Deberían contratar al sol por más horas, y subirle el sueldo también. Nos gusta su presencia y hay días en los que nos da la espalda. Cuando se viste de nubes se le escapa la tinta a mi boli, son las mañanas en las que besa las pieles cuando la pluma con la que no escribo se desliza casi sola, dejando un rastro con forma de poesía. Ni el mejor chocolate caliente sabe superar el placer del sol resbalándose por el paladar hasta colar su brillo en la esquinita reservada para buenas vibraciones de mi pecho. Hoy pasearé de su mano mientras no escribo lo que quiero decirte a orillas de la timidez.

lunes, 7 de febrero de 2011

Melodía de la naturaleza

Bajo la manta todo se ve diferente y, desde luego, la lluvia suena mejor. Melodía de la naturaleza. Entre las manos descansa una taza de té caliente, como cada noche antes de dormir. Solo el sonido de la lluvia perturba el sueño, pero la belleza que dispara es inimitable. Suena a libertad, libertad que  viste los árboles, choca contra el suelo y pinta las calles. Las casas sonríen prematuramente ante el espectáculo, si pudieran hacerlo aplaudirían, estoy segura. Se necesitan las nubes para agradecer la presencia del sol, y se necesita la niebla para amar la luz. Los sueños que solo tengo desde la cama de la habitación de los grandes ventanales hablan de alturas mojadas y de olores olvidados en montañas solteras. Desde hace tiempo miro por la ventana nada más levantarme y la naturaleza baila al son de diferentes ritmos, hoy ha tocado un bonito blues mientras amanecía el río, me he quedado quieta escuchando en silencio...

domingo, 6 de febrero de 2011

Droga

Me gusta tu pelo, experto en atrapar mi mirada durante horas. Lo hace como nunca antes lo ha hecho nada y asusta. Acariciarlo en las noches de invierno adormece el frío de mis manos y enciende paz en mis sentidos. Tacto sabor amanecer en las montañas, dulce, tranquilo, efímero... La necesidad de respirarlo para conseguir dormir bajo estrellas nómadas. Notando cada caricia despertar las más profundas de mis sensaciones liberando secretos. Con paso lento enredarlo y cubrirlo de historias bajo las mantas de enero. Cuando oscurece es todo mío, sabe que nadie lo despeina mejor que yo y quiere quedarse a dormir. Me pierdo en él.

viernes, 4 de febrero de 2011

Viajes desde el sofá

Hacer como antes, como siempre. Dejar la vida en una ventanilla de avión y cojerla en el volante del coche más sucio del mundo, sucio de tantos lugares vistos, de tantas carreteras arañadas. Abandonar los horarios y abrazar una nueva rutina más inesperada e impredecible. Terminar en la playa una noche demasiado oscura después de recorrer cualquier ciudad desconocida. Atender a las palabras del mar, escuchar cómo te dice que vueles a fronteras de deseos y que las cruces todas. Despertar a la misma hora que el sol y volver a cojer la vida que todavía descansa en la arena. Seguir la carretera hasta el próximo pueblo, que ni el mapa sabe cuál es -o no quiere saberlo-. Respirar apoyando los pies en el asiento del tren y sumerjirte en las montañas que pasan ante tus ojos tras una ventanilla no muy bien limpiada. Escuchando siempre la banda sonora de tus aventuras, de fotografías guardadas en veranos calurosos y de casitas blancas al borde del susurro del océano.

jueves, 3 de febrero de 2011

Pisadas

Se me van los inviernos. Se me escapan incluso de la cajita donde guardaba las cuestas heladas y los tejados nevados. Parece que les está dejando de gustar compartir conmigo cervezas y atardeceres con manta en la montaña. Pero si quieren irse, que se vayan... Deberían despedirse, no con un "adiós" como hacen todo el mundo, deberían decir "hasta luego" o "nos vemos pronto". Nos vemos pronto... o no. ¿Quién sabe? Puede que hayan decidido no regresar nunca, que me dejen con un perpetuo verano y no pueda taparme por las noches ni desvelarme tiritando. No pueden hacerme eso, tendría sueños recurrentes en los que intentaría desesperadamente abrir cortinas de invierno fracasando siempre. Se me resbalan las manos y no puedo hacer nada, no puedo romper las calles por donde camina despaldas el frío, ni borrar los ríos que sienten cómo las gélidas temperaturas recorren sus aguas hasta abandonarse en lo más alto. No puedo...aunque me gustaría. El sol usará gafas oscuras y la luna lamerá la noche desde abajo sin miedo a quedarse atrapada, no poder subir ni dejar salir al sol. Un baile siempre fue un baile, pero tengo miedo de que la primavera me pise los pies.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Noche

Adoro la oscuridad, sobretodo la de la noche. Siento cierta atracción por los juegos nocturnos, como fotografiar coches y motos dibujando caricias en un asfalto somnoliento a las 3 de la madrugada. En la oscuridad todo vive con menos vergüenza, las cosas tienen menos miedo de pasar, y suelen hacerlo más lentamente, dándote tiempo para saborear cada instante. Me gusta dejar el sentido de la vista a un lado y notar cómo se agudiza el resto. Algunas cosas que verdaderamente merecen la pena ver solo consigues verlas ahí. Aquella... aquella oscuridad fue la luz más bonita que había visto. En la oscuridad lo sabes todo.