jueves, 8 de septiembre de 2011

Pincel en mano

Se abre la puerta de las esperanzas otoñales en el undécimo piso del alto edificio que corona el centro de la ciudad. Es bonito y con una amplia terraza donde poder montar el caballete y dejar a la mente sosegada y en paz consigo misma para que pueda crear alguna bella imagen de un lugar bastante alejado de este caos urbano. La ventana contempla más rascacielos similares a este gigante de hormigón en el que habito. Duendes de imaginación corretean bajo la moqueta y me da por atraparlos de buena mañana. Pincel en mano. Barbilla en posición y paleta en el suelo. Allá abajo, donde el asfalto se funde con vehículos atolondrados y semáforos que bostezan ante la mirada perdida de cientos de viandantes, la vida parece tener prisa. Los suspiros corren entre los adoquines y las fachadas de los comercios tiritan de pesadez. De agotamiento vacacional en este sábado nublado. Rutina embotellada en amaneceres precoces. Hoy no es mi día de descanso. Pinto montañas para cubrir la falta de aire puro y limpio. Carencia de sensación de libertad en este mes de septiembre, a poco días de comenzar la verdadera rutina.

13 comentarios:

Luna dijo...

Pincel en mano, con la paleta de letras para despintar a la rutina...

Saludos muchos, muchos, muchos. Bonita noche para vos.

Hache Ce dijo...

¡Me encanta la manera en que describes! Nada como la paz de las montañas pero para eso están los pinceles para darle un toque de montaña al frío de la ciudad. Un abrazo enorme Ene jamás me canso de leerte !

Esther dijo...

Me encanta... ya le poder pintar las montañas supone un paso para volver a ellas. Septiembre dichoso... "La vida parece tener prisa..." qué bueno!

TORO SALVAJE dijo...

Pocos días me quedan...
El lunes la decapitación.

Besos.

Sara Nieto dijo...

Tu micro cargado de imágenes me ha traido el sosiego que me hace falta en este comienzo de curso otoñal.

Saludos,

marea@ dijo...

Ahora, al reinventar la ciudad, con los colores de la naturaleza, con sus montañas y tonos vivos, es ahora cuando la ciudad respira.... me ha gustado tu lienzo.

Nacida en África dijo...

Mi querida Ene: Afortunadamente los ojos del pintor pueden transformar el gris del asfalto en azules del cielo y en verde de las montañas cubiertas de árboles. En un don que alegra el alma.

Brisas y besos.

Malena

Felisa y Ernesto dijo...

Como dejo Invierno "nada como la paz de las montañas", y tu nos traes esa paz a otras alturas, a otras montañas, de inclinación vertical, en medio de la ciudad. Gracias por compratirte.
Rnst

elinmigrantedelosversos dijo...

Rascacielos, caos, prisas, viandantes alienados, ruidos de cláxones, atascos, junglas de asfalto, y consigues escapar de todo ello, con un pincel, con colores diferentes al gris que escupe la ciudad, y por supuesto desde las alturas, donde habitan las mejores perspectivas, ahora disfruta de tus montañas, de su paz, y recuerda la libertad está donde la busques.
Un abrazo

Unknown dijo...

Mientras te tengamos a ti para pintarnos montañas, no todo está perdido.

Mil abrazos de jueves de fiesta

Marta.

Rosa dijo...

Lo pintas todo con tus maravillosos colores hechos letras...

Besos de colores desde el aire

Cassiël dijo...

La magia de pintar es que el gris puede volverse verde; la tristeza se desfigura hasta tener un cuerpo y las imágenes son capaces de despertar y cobrar vida propia: de atormentarnos, si quieren.

(un escrito precioso, te eché de menos este tiempo fuera)

Julio Dìaz-Escamilla dijo...

Crear aquello que falta nos hace, para eso es el arte. Crear para regalar a los demás aquello de lo que adolece la vida, para eso es el arte.
Un abrazo.