jueves, 23 de junio de 2011
Ya está aquí
Tras bajar las escaleras de piedra, puedes ser capaz de contemplar las montañas más maravillosas del mundo. Asomarse a la ventana es totalmente distinto. Asomarse a la ventana es asomarse a otro mundo. Color, olores nostálgicos qe proyectan en un rinconcito de tu cabeza aquellos veranos de guerras de agua y colchonetas inchables a las cuatro de la tarde. Veranos que duraban y duraban... Sueños de medianoche en lo más alto del pueblo; con una manta bajo la espalda, contando estrellas fugaces sin tener muy claro qué deseo pedir. Libre. Mirar al cielo con rabia cuando se ennegrece, pero desear que caiga la lluvia del siglo y nos refresque este agosto infernal. Caminar bajo la lluvia hasta el bar, refugio por escelencia. Todas las noches, todas las mañanas. Contar y recontar los días de una cuenta atrás que empezó al final del pasado verano. Desgastar el calendario. Ya no queda nada. Ten paciencia.
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