Al final de la calle se levanta una casita blanca con dos balcones presidiendo la fachada y flores de todos los colores adornando la puerta. Dos sillas de madera acompañan al perro que descansa tumbado a la sombra del árbol que hay enfrente. Detrás de la casa ruge la belleza de unas montañas verdes y llenas de vida, que desde lo alto son testigo de cada amanecer. Todavía son visibles algún que otro charco que nos dejó la lluvia ayer por la tarde. Hoy el sol alimenta la mirada.
5 comentarios:
Hoy el sol alimenta la mirada...cómo me gusta.
Gracias por seguirme, lindo blog , ¡Que profundidad las de tus palabras! Te sigo N un abrazo :)
Yeah! Extremo forever!
Que ganas de pueblo me da tu texto joder! Me ha encantao!
cuánta calor hace en tu blog :)
Me ha llegado un soplo de calor desde el ordenador...en mi ciudad hace frío ¬¬
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