sábado, 14 de mayo de 2011
Regamos los campos con nuestro sudor y ya empiezan a florecer
Era verano y llovía. Me asomé a la ventana para ver si seguían mojándose las montañas y de repente te vi. Corrías calle abajo con la capucha puesta buscando un lugar donde resguardarte. Estabas guapísimo. No te volví a ver hasta una semana después, cuando nos cruzamos aquella mañana en la plaza del pueblo. Yo paseaba, tú volvías a casa con los ojos cerrados y casi arrastrando los pies. Nunca te dije nada, estabas tan lejos a solo siete casas de mí... Me aficioné a mirarte por las noches en todos los conciertos. Te veía beber cervezas. Una tras otra. Te veía fumar descontroladamente y bailar con chicas que me caían fatal. Yo movía los labios siguiendo una canción mientras parpadeaba sobre tu boca. Sigo con aquellos veranos en mi mesita de noche, y con la foto que te hice a escondidas el último día de agosto. La última vez que te vi me mirabas sonriendo y te lamentabas de no haberte dado cuenta antes.
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3 comentarios:
Jo, qué preciosidad. Me ha encantado eso de: "yo movía los labios siguiendo una canción mientras parpadeaba sobre tu boca". Original forma de expresar tantos sentimientos.
¡Graciaaas!
A veces las cosas acaban bien, me alegro mucho. Si además lo cuentas así, mejor.
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